Las 10 respuestas de los expertos para la futura LTEYCC

La Comisión de Expertos para la Transición Energética, lanzada por el ejecutivo español en 2017 para ayudar a la redacción de la futura Ley de Transición Energética y Cambio Climático, LTEYCC, publicó sus conclusiones a principios de abril. El objetivo de la Ley (¿cómo cumplir con los compromisos dados en el Acuerdo de París? o un amplio conjunto de propuestas de política energética que pueden contribuir a facilitar el proceso de transición energética hacia una economía descarbonizada), está sujeto a varias condiciones y restricciones: hacer al país más fuerte, más independiente de la importación de energía, más competitivo, asegurando la universalidad del acceso físico y económico a la energía de todos los ciudadanos y perjudicando al menor número posible de empresas (sostenibilidad económica y financiera del sistema eléctrico) y trabajadores. Todo un reto.

 

1. ¿Qué escenarios se manejan para la futura transición energética?

Para la elaboración del informe se han manejado dos escenarios: uno, enfocado en la presencia de las energías renovables en el mix de energía del país, con la previsión de alcanzar un 27% de presencia de las energías renovables en el total de la energía primaria para 2030 y, un poco más adelante, con escenarios de reducción de un 80-95% de las emisiones de CO2 para el año 2050.

El objetivo para 2030 será posiblemente revisado hasta un 35% de reducción en la próxima directiva europea.

 

2. ¿Cómo cumplir con el objetivo de penetración de energías renovables para 2030?

El primer objetivo, se desprende del informe, será difícil de conseguir con el nivel actual de electrificación de la energía. Es necesario que la electricidad pase a ser parte más importante en la demanda final de energía para el transporte y el hogar (sustituyendo a los hidrocarburos como la gasolina o el gas ciudad). Factores como el aumento de la eficiencia energética en viviendas (por ejemplo, vía aislamiento de edificios) o la subida del uso de biocombustibles en el transporte nos sitúan más cerca de escenarios favorables. En cambio, una bajada del precio de los combustibles fósiles pondría más difícil el objetivo.

 

3. ¿Cuál será el futuro del carbón?

Es el equilibrio más difícil de todos, porque una disminución de precios en su generación provocaría una reducción del coste de generación eléctrica, pero un aumento de las emisiones. En el hipotético caso de la eliminación de las centrales térmicas de carbón, ¿cómo se garantiza un suministro constante? Las soluciones pasarían por mejorar las redes para importación de energía eléctrica y de gas natural para que trabaje nuestro parque de centrales de ciclo combinado.

Lo más probable es que se cierren estas centrales.

 

4. ¿Se podrá proceder al cierre de las centrales nucleares?

El parque nuclear instalado en España, tras el cierre de Garoña, tiene una potencia bruta conjunta de 7.405 MW, con siete reactores. Según el informe, «uno de los elementos clave en la configuración del mix eléctrico en los próximos años será la evolución de esa potencia instalada, en el contexto de la renovación de las autorizaciones de explotación en 2025.» Para la realización de simulaciones, se han estudiado tres posibles escenarios para el año 2030: mantenimiento en su situación actual, cierre de cinco reactores y cierre total.

La alta inversión que requiere la renovación de las plantas las haría menos competitivas frente a otras tecnologías, por lo que los dueños de las centrales están a favor de cerrarlas, mientras que el Estado apostaría por su mantenimiento. Si el Estado incorpora los costes de tratamiento de residuos a este análisis, la energía nuclear se quedaría fuera de juego.

 

5. ¿Qué papel cumple el gas natural?

Al igual que en otros estudios, el gas natural aparece en este informe como una fuente de energía «de transición». A pesar de ser un combustible de origen fósil, su menor impacto ambiental lo convierte en la llave para cubrir la demanda energética mientras el sistema de generación de energías renovables consigue su máxima eficiencia. En el caso del transporte cumplirá un papel muy importante mientras el coche eléctrico siga creciendo. En los escenarios también se ha introducido como variable el papel de este combustible para la calefacción en industria y viviendas, teniendo en cuenta que su precio es más volátil y que depende de una serie de inversiones que habría que amortizar.

 

6. ¿Cómo evolucionará el consumo de petróleo?

En la tabla de escenarios se plantea un mix energético donde la importancia del petróleo pasa del 40% en 2015 al 15% en 2030 y un 7-8% en 2050, manteniéndose como residual en el transporte de mercancías. En el resto de demanda energética se prevé que sea cubierta por el resto de fuentes de energía, provocando la práctica eliminación del petróleo como energía primaria. Sin embargo, el comportamiento de su precio en el futuro será decisivo. Con precios bajos será más costoso eliminarlo del mix energético. La propuesta de impuestos especiales que graven las emisiones contaminantes de la manufactura del petróleo (SO2, NOx, partículas, etc.) contribuirá sin duda a mantener unos precios del combustible que «financien» su eliminación como fuente tanto primaria como final en la demanda energética.

 

7. ¿Qué ocurre con la biomasa como fuente de energía?

La biomasa como fuente primaria de energía para la generación eléctrica cuenta con numerosos problemas: emisiones de CO2 no nulas si se tiene en cuenta el ciclo de vida, dificultades logísticas y de aprovisionamiento, emisiones de partículas, etc. Por ello, tiene un protagonismo reducido en el mix de energía futuro. Se mantiene aproximadamente en los mismos niveles que en 2015, siendo usada por la necesidad de contar con una fuente energética descarbonizada para satisfacer la demanda térmica de la industria. En el caso del transporte, el uso de biomasa para la obtención de biocombustibles es necesaria para cumplir con los objetivos de la Unión Europea en el artículo 3.4 de la Directiva 2009/28/CE, que fija un porcentaje mínimo de energías renovables en dicho sector del 10%.

 

8. ¿Cómo evolucionará la demanda energética en los próximos años?

Una mayor eficiencia que hiciera reducir la demanda base provocaría una reducción de los costes variables y un aumento de la participación de las renovables. Es decir, que conseguir una eficiencia energética es importante para reducir la presión sobre las diferentes fuentes de energía y así poder cumplir el objetivo de descarbonización. Sin embargo, para el informe no se han tenido en cuenta reducciones de la demanda, más que aquellas que se derivan de una eficiencia en sectores como el transporte. Además, es importante la distribución de la demanda. Una electrificación de la misma (como con la introducción del coche eléctrico) supone estar un paso más cerca en la incorporación de las renovables.

 

9. ¿Cómo será la implantación del coche eléctrico?

A pesar de la dificultad de esta variable en la ecuación, pues depende aún demasiado de la evolución y los precios de la tecnología, el estudio introduce una serie de escenarios de participación del coche eléctrico en el parque automovilístico español.

El escenario más pesimista habla de un 18% de coches eléctricos en 2030, aunque el propio informe introduce otras variables como «cambios en las preferencias por la movilidad, bien por el uso más intenso de vehículos compartidos, por un aumento de la cuota modal del transporte público, o por un desplazamiento de la demanda de movilidad hacia el alquiler de vehículos u otros medios de transporte (por ejemplo, bicicletas) por periodos cortos de tiempo.»

10. ¿Cuál es el papel de la industria?

En el año 2015, la industria representó el 24% del consumo final sectorial, frente a una participación del 32% en 2005, llegando a los 18.900 miles de toneladas equivalentes de petróleo. Sin incluir las empresas del sector energético, la industria es responsable del 16% de las emisiones directas de CO2 de origen energético. La demanda energética de la industria, pues, se ha ido reduciendo estos años, también condicionada por una situación económica desfavorable en la que se han visto muchos cierres de empresas. La eficiencia y la electrificación son las grandes bazas para reducir la demanda del sector industrial, y poder así contribuir de forma más significativa al aumento de energías renovables.


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