Transporte marítimo y cambio climático

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¿Qué relación hay entre transporte marítimo y cambio climático? Con motivo de la próxima presencia de BlacktoGreen en el Foro PBIP, en Puerto Vallarta, donde nuestro director de sostenibilidad, Alejandro López-Cortijo participará en el congreso hablando sobre su último estudio sobre la incidencia de este sistema de transporte tan importante en el calentamiento global y cómo podemos minimizarlo en ese caso.

Transporte marítimo y cambio climático: relación causa-efecto

El transporte marítimo obtiene su energía de la combustión de hidrocarburos fósiles. El resultado es de 9.600 millones de toneladas acarreadas (el 90% del transporte anual de mercancías) y unas emisiones de 950 Mt CO2. Si todos los barcos fueran un país, serían el sexto emisor mundial. Por su origen, se trata de un carbono que no estaba en el ciclo natural sino enterrado en el subsuelo y que, por tanto, a falta de nuevos sumideros, engorda el ciclo del carbono en la atmósfera y provoca el calentamiento global.

Además, el aire en los puertos se vicia. Los barcos, especialmente los cruceros, mantienen su necesidad de energía eléctrica mientras permanecen atracados. Esto también lo consiguen moviendo alternadores con motores de combustión interna. Cuando la calidad del combustible es deficiente, se producen altas emisiones de dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas. Los grandes cruceros disponen de centrales de generación de hasta 15 MW. ¿Puede ser esta una razón más para justificar el rechazo de muchos ciudadanos al creciente turismo en grandes ciudades?

Medir: primer (e imprescindible) paso

Hay varias iniciativas destacables. La primera es de la Unión Europea. Aunque ha dejado el transporte marítimo fuera del mercado de emisiones (EU ETS) obligará a medir y reportar la huella de carbono de cada singladura, a partir de enero de 2018, a cualquier barco de más de 5.000 t de desplazamiento que atraque en un puerto de la UE. Por cierto, BlacktoGreen puede ayudarte a establecer una metodología de cálculo y reporte de la huella de carbono.

La IMO (International Maritime Organization), por su parte, publicó en 2015 su Tercer Estudio IMO de Gases de Efecto Invernadero, en el que se constata, no solo la pésima evolución de las emisiones del sector de transporte marítimo, sino, lo que es peor, la terrible evolución en caso de no actuar, con escenarios de duplicación de las emisiones en menos de 15 años (ver figura).

 

De las actuaciones posibles (eficiencia energética, cambio de combustible y cambio a impulsión eléctrica), IMO ha regulado, por el momento, sólo la eficiencia. En 2011, se añadió un nuevo capítulo al Anexo VI del Convenio para la Prevención de la Contaminación de Barcos, MARPOL, titulado “Regulaciones sobre Eficiencia Energética en Barcos”. Estas aplican a barcos de más de 400 t. brutas e incluyen un Índice de Diseño por Eficiencia Energética, para barcos construidos desde 2013. En el portal Shipping Efficiency se puede consultar este sencillo índice que clasifica el 90% de la flota mundial con la conocida escala de la A a la G, del indicador de tCO2 emitido por tonelada transportada y milla náutica recorrida.

En lo que respecta a emisiones de otros gases en puertos, las regulaciones son también muy diversas y se centran, principalmente, en reducir y controlar las emisiones. Como ejemplo, el Puerto de Barcelona (ciudad que este verano ha sido objeto de un incipiente movimiento anti-turistas), contribuye sólo con el 7,6% de las emisiones de NOx de la ciudad, pero el problema es percibido de forma muy diferente por los ciudadanos que culpan a la industria crucerista, tanto de la mala calidad del aire de la ciudad como de la masificación turística. En 2016 ha puesto en marcha un Plan de la Calidad del Aire, por el que se limita el uso de determinados combustibles durante el tiempo de estancia en el puerto, se controla la calidad desde una red permanente de monitores (cinco de partículas en suspensión y tres estaciones completas) y se impulsa decididamente la transformación y el uso de GNL en barcos.
La relación entre transporte marítimo y cambio climático está presente en más estudios e iniciativas. En nuevas entrada del blog, abordaremos las interesantes tecnologías para reducir emisiones (transformación de motores diésel a LNG y conexión a una red de energía renovable durante la estancia en el puerto), la compensación de emisiones GHG y la financiación climática disponible para estas iniciativas.

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